Sobre el sentido de la vida... ¿Para qué estamos aquí?
¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué estamos nosotros en este mundo?
A veces me he planteado estas preguntas, y otra me viene a la mente inmediatamente después:
¿Qué habría sido y sería del mundo si nosotros nunca hubiésemos estado aquí? Es curioso que, si nos paramos a pensar, realmente entamos aquí por casualidad. Una tras otra; la vida surgió en la Tierra por un cúmulo casual de condiciones propicias hace 4.000 millones de años, la supervivencia de los primates frente al a desaparición de los dinosaurios, la evolución y adaptación de los homínidos para su propia supervivencia.
Muchas veces, esto me hace pensar que realmente debemos estar aquí. A lo largo de la civilización humana hemos sufrido cambios evolutivos, hemos inventado, creado, destruído y descubierto, formando poco a poco una especie más "completa".
Y ahora, pasando del plano general al individual: ¿cuál es nuestra función en el mundo? ¿Se espera algo de nosotros? Siempre solemos pensar que sí, que realmente tenemos que llegar a ser "alguien", a mejorar el mundo, que se recuerde nuestro nombre, o eso es lo que nos hacen creer. También hay gente que está decidido a parar "desapercibido", para vivir su vida y gnársela como buenamente pueda. Aunque esto, a ojos de otros, pueda parecer inútil, la verdad es que también es una función que tenemos todos, y que supone formarse cultural y moralmente.
Vivir cada día supone ir creciendo como persona; aprender algo nuevo con cada experiencia. Y por esto, todos y cada uno de los seres humanos -tanto los que siempre aspiran a algo más, como los que simplemente viven para ser felices, contribuyen con su formación individual a la mejora de la especie. El instinto de desarrollo y progreso viene implícito en nuestra propia naturaleza, y en la necesidad básica de supervivencia. Así que, de alguna manera, podría decirse que somos los "conejillos de Indias" de las próximas generaciones, mejorada por nuestros errores y con la misma inercia de seguir adelante. Sólo cabe esperar que sepan interpretar y encauzar el progreso de la manera correcta.
Por supuesto, todos nosotros somos imprescindibles, ya que si los cimientos se derrumban, todo lo construído encima, caerá. Por lo tanto, somos eslabones de una misma cadena, cuyo final no podemos conocer. Por eso nos limitamos a seguir avanzando y a fortalecer nuestros vínculos día a día, puesto que la única manera de asergurar que el final sea próspero es forjar una base moral a través de la educación cultural y ética. Preocupémonos de ser mejores personas.
A veces me he planteado estas preguntas, y otra me viene a la mente inmediatamente después:
¿Qué habría sido y sería del mundo si nosotros nunca hubiésemos estado aquí? Es curioso que, si nos paramos a pensar, realmente entamos aquí por casualidad. Una tras otra; la vida surgió en la Tierra por un cúmulo casual de condiciones propicias hace 4.000 millones de años, la supervivencia de los primates frente al a desaparición de los dinosaurios, la evolución y adaptación de los homínidos para su propia supervivencia.
Muchas veces, esto me hace pensar que realmente debemos estar aquí. A lo largo de la civilización humana hemos sufrido cambios evolutivos, hemos inventado, creado, destruído y descubierto, formando poco a poco una especie más "completa".
Y ahora, pasando del plano general al individual: ¿cuál es nuestra función en el mundo? ¿Se espera algo de nosotros? Siempre solemos pensar que sí, que realmente tenemos que llegar a ser "alguien", a mejorar el mundo, que se recuerde nuestro nombre, o eso es lo que nos hacen creer. También hay gente que está decidido a parar "desapercibido", para vivir su vida y gnársela como buenamente pueda. Aunque esto, a ojos de otros, pueda parecer inútil, la verdad es que también es una función que tenemos todos, y que supone formarse cultural y moralmente.
Vivir cada día supone ir creciendo como persona; aprender algo nuevo con cada experiencia. Y por esto, todos y cada uno de los seres humanos -tanto los que siempre aspiran a algo más, como los que simplemente viven para ser felices, contribuyen con su formación individual a la mejora de la especie. El instinto de desarrollo y progreso viene implícito en nuestra propia naturaleza, y en la necesidad básica de supervivencia. Así que, de alguna manera, podría decirse que somos los "conejillos de Indias" de las próximas generaciones, mejorada por nuestros errores y con la misma inercia de seguir adelante. Sólo cabe esperar que sepan interpretar y encauzar el progreso de la manera correcta.
Por supuesto, todos nosotros somos imprescindibles, ya que si los cimientos se derrumban, todo lo construído encima, caerá. Por lo tanto, somos eslabones de una misma cadena, cuyo final no podemos conocer. Por eso nos limitamos a seguir avanzando y a fortalecer nuestros vínculos día a día, puesto que la única manera de asergurar que el final sea próspero es forjar una base moral a través de la educación cultural y ética. Preocupémonos de ser mejores personas.
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